En todas las economías avanzadas las operaciones de riegos o que tiene riesgo financiero tiene sistema de reducción ( o desaparición ) del mismo vía algún sistema de reducción impositiva. En nuestra organización social política los sistema de reducción del riego provienen baterías de subvencionan que van a realzar estas reducciones de riesgo.Bondades de uno y de otro sistemas son múltiples al igual que inconveniente . Mas lo cierto es que sistemas existen y sólo podemos pensar en reactivar la economía si los mismos esta en marcha y operativos
POR JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ SOUSA-FARO PRESIDENTE DE ZELTIA /ABC
SE ha puesto de moda el tema del emprendimiento en España por varios
motivos, pero claramente por buscar un futuro mejor para nuestro país.
Es obvio que el emprendedor no debe tener aversión al riesgo: la
política de riesgo «cero» significa no avanzar. Decía Ortega y Gasset:
«Veo en la innovación, en la invención, el síntoma más puro de la
vitalidad».
Los grandes avances de la Humanidad se han debido a que determinadas
personas asumieron riesgos: Cristóbal Colón asumió riesgos en su viaje
de descubrimiento de América, lo mismo que Vasco de Gama en el
descubrimiento del paso al Índico al doblar el cabo de Buena Esperanza.
Igualmente, l os hermanos Wright y Charles Lindberg fueron claves en el
desarrollo de la aviación al hacer sus primeros vuelos con aquellos
primitivos cacharros. O el riesgo que tuvieron que asumir Jenner y
Pasteur en el desarrollo de las primeras vacunas contra la viruela y la
rabia. Otro ejemplo es el de Frei y Freireich, que dieron un paso
trascendental en el tratamiento de las leucemias infantiles, que hasta
1961 eran incurables, al proponer un tratamiento llamado VAMP (que
incluía cuatro citotóxicos), y que al ser propuesto hizo que les
llegaran multitud de críticas de ser unos insensatos e incompetentes. Su
tratamiento logró curas en varios niños y supuso un antes y un después
para tratar las leucemias infantiles.
Por el contrario, la política de riesgo «cero» nos está causando muchos
problemas. El binomio Riesgo-Seguridad está condicionado por el tiempo y
el dinero. Actuar para tener seguridad absoluta (cien por cien) nos
llevaría a tener el resultado «el día del Juicio Final». Una mayor
seguridad precisa de más tiempo y de más dinero.
Por ejemplo, los límites de velocidad «por seguridad» nos han llevado a
límites muy restrictivos, teniendo en cuenta la mejora de la red viaria y
las características de seguridad de los nuevos vehículos. Si
hipotéticamente un día se decidiera poner un límite de velocidad de 25
km/hora, con toda probabilidad disminuirían los accidentes y por lo
tanto las muertes en carretera, pero es evidente que dicha medida
generaría más problemas que ventajas. O ¿cómo se explica que la
aprobación de un nuevo fármaco cueste de media unos mil millones de
euros y unos catorce años de desarrollo? Solo cabe una explicación
plausible: porque los reguladores quieren conocer casi el cien por cien
de las características del nuevo fármaco y no asumir riesgos. Podríamos
poner muchos más ejemplos.
Por aversión al riesgo se dejaría de investigar. Los resultados de una
investigación nunca están garantizados, y cuanto más disruptiva sea la
investigación, mayor riesgo se tiene de no obtener resultados positivos.
En mi opinión, en España y en otros muchos países de Europa existe mucha
aversión al riesgo, y esto condiciona el emprendimiento y la
innovación. En Estados Unidos, sin embargo, hay mucha menos aversión al
riesgo, y eso hace que allí haya más emprendedores.
Al margen de algunas motivaciones para asumir riesgos, como compensación
económica, obtención de fama y reconocimiento o pobreza hasta el punto
de no tener casi nada que perder, parece claro que existe también un
componente genético.
Muchos de los genes de «asumir riesgos» cruzaron el Atlántico,
enriqueciendo América de genes «aventureros», que en buena medida han
podido empobrecer a Europa de genes que podríamos denominar de «asunción
de riesgos».
The Amsterdam School of Creative Leadership ha llevado a cabo un estudio
sobre liderazgo y emprendimiento en Australia: dicho estudio concluye
que en la década de los 60 los mejores eran los hijos de emigrantes
españoles, portugueses y griegos; en la década de los 70, los mejores
eran los hijos de emigrantes indios y paquistaníes; y hoy, los hijos de
emigrantes vietnamitas y camboyanos. La conclusión es que los padres
asumieron el riesgo de emigrar a un país desconocido, sin conocer el
idioma, teniendo que trabaj ar de l o que fuera para ganarse l a vida y
proporcionar estudios a sus hijos, quienes, una vez con estudios y con
los genes de «asunción de riesgos» de sus padres, se convirtieron en los
mejores emprendedores de Australia.
Así, vemos que muchas veces de padres emprendedores salen hijos
emprendedores. Y esto es por el componente genético y la predisposición
familiar consiguiente.
Los científicos han empezado a descifrar los mecanismos de asunción de
riesgos. Su investigación les ha llevado a determinar que hay un
neurotransmisor que parece ser esencial a la hora de asumir riesgos, y
que se trata de la dopamina.
La dopamina, que ayuda a controlar las habilidades motoras, también es
un neurotransmisor que nos impulsa a buscar y aprender cosas nuevas. Las
personas que no producen suficiente dopamina a menudo sufren apatía y
falta de motivación. La dopamina ayuda a provocar una sensación de
satisfacción cuando conseguimos algo: cuanto más arriesgada es la tarea,
mayor es la descarga de dopamina. El profesor Larry Zweifer, de la
Universidad de Washington, dice: «Cuando alguien asume riesgos para
lograr algo, lo que le empuja es la motivación, y esa motivación está
impulsada por el sistema dopaminérgico. Es lo que incita a los seres
humanos a avanzar».
El profesor David Zald, de la Universidad de Vanderbilt, explica: «Las
personas con menos autorreceptores de dopamina –con mayor circulación de
dopamina– tienen una mayor tendencia a buscar experiencias nuevas».
Está claro que no todos tenemos la misma cantidad de dopamina, y, como
la capacidad de tener niveles altos o bajos de los autorreceptores
tipo-D2 que secuestran dopamina es algo que llevamos codificado en
nuestros genes, es obvio que hay un componente genético en la capacidad
de asumir riesgos. Si esto es así, en países donde por su situación
económica se fuerza la emigración (a los que tengan capacidad de asumir
riesgos les será más fácil emigrar) resultará que se empobrecerán en
genes «emprendedores», haciendo a otros países más competitivos por la
llegada de nuevos genes «emprendedores».
Creo que esta consideración es importante tenerla en cuenta en estos
momentos en que está tan de moda en España el tema del emprendimiento.
Se están llevando a cabo muchas actuaciones para inculcar a los niños en
los colegios y a los adolescentes en las universidades la cultura del
emprendimiento, que es algo muy necesario, pero, a mi modo de ver, se
está olvidando el componente genético del emprendedor, lo que, en estos
momentos de crisis y con falta de estímulos y un exceso de trabas, puede
hacer que muchos de esos genes «emprendedores» que todavía quedan en
España se estén planteando emigrar, muy especialmente nuestros jóvenes,
que son quienes determinarán el destino de España.